¿Sexo en la primera cita? Lo que nos dice la ciencia
- Alexander García Hernández
- 4 jul
- 3 Min. de lectura

¿Es buena idea tener sexo en la primera cita? Esta es una pregunta frecuente que surge tanto en sesiones de terapia individual como en el trabajo con parejas. A menudo va acompañada de dudas, juicios propios y ajenos, y cierta tensión entre el deseo y lo que “debería hacerse”. En este artículo, vamos a explorar lo que dice la evidencia científica al respecto, desmontando algunos mitos y ofreciendo una visión realista y respetuosa con la diversidad de formas de relacionarse.
1. ¿El sexo en la primera cita reduce las probabilidades de una relación estable?
Uno de los mitos más extendidos es que tener relaciones sexuales en la primera cita reduce la posibilidad de que la relación prospere. Sin embargo, los estudios científicos no respaldan esta idea. Una revisión publicada en Archives of Sexual Behavior (2019) indica que el momento en que se inicia el sexo no predice la calidad o duración de la relación. Lo que parece importar más es la sintonía emocional, la comunicación y el grado de compromiso mutuo, no cuándo se tuvo la primera relación sexual.
2. ¿Qué papel juegan los valores personales?
La investigación sugiere que lo que realmente marca la diferencia es la congruencia con los propios valores y expectativas. Es decir, si alguien vive el sexo en la primera cita como algo alineado con sus deseos y valores, es menos probable que experimente culpa o disonancia emocional. En cambio, si lo hace por presión, miedo a perder al otro o por cumplir expectativas sociales, es más probable que surjan malestar o arrepentimiento posterior.
Desde la terapia psicológica, especialmente desde enfoques centrados en la emoción y la autocompasión, ayudamos a las personas a explorar sus motivaciones internas sin juicio, promoviendo decisiones coherentes con su bienestar.
3. ¿Afecta el sexo precoz a la percepción del otro?
Aquí entran en juego los estereotipos y los sesgos de género. Algunas personas —a menudo hombres heterosexuales— siguen sosteniendo creencias obsoletas del tipo “si se acuesta pronto conmigo, lo hará con cualquiera”. Esta doble moral sigue presente y puede contaminar las dinámicas incipientes. La buena noticia es que cada vez más personas son conscientes de estos sesgos y los cuestionan activamente.
Desde la perspectiva terapéutica, es clave tomar conciencia de las ideas heredadas y trabajar en relaciones más igualitarias y auténticas, donde el deseo y el respeto mutuo estén por encima de los guiones sociales preestablecidos.
4. ¿Y qué dice la neurociencia?
El contacto sexual activa circuitos cerebrales relacionados con el placer, el apego y la recompensa. Por eso, tras una primera relación sexual intensa, pueden surgir sentimientos de vinculación que a veces se interpretan como “enganche” o “química inmediata”. Esto no es necesariamente negativo, pero sí conviene estar atentos a no confundir esa activación con compatibilidad profunda.
El autoconocimiento emocional y la capacidad de observar sin juicio lo que sentimos tras una cita —con o sin sexo— es una herramienta muy valiosa para construir relaciones más conscientes.
5. ¿Entonces es recomendable o no?
No hay una respuesta universal. Lo importante no es el “cuándo”, sino el “para qué” y el “cómo”. Tener sexo en la primera cita no es ni bueno ni malo en sí mismo. Puede ser una experiencia íntima y gratificante, o puede dejar un sabor amargo si no ha estado acompañada de consentimiento claro, deseo mutuo y coherencia interna.
En resumen:
El sexo en la primera cita no predice el éxito o fracaso de una relación.
Lo importante es la coherencia con los propios valores y el respeto mutuo.
Conviene cuestionar los estereotipos sociales que siguen operando en segundo plano.
La ciencia respalda una visión diversa y matizada de las relaciones humanas.
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