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Ansiedad por no dormir: cuando el miedo al insomnio no te deja descansar

Cómo el miedo a no dormir alimenta el insomnio y qué puedes hacer para romper ese círculo vicioso


Dormir mal unos días puede ser incómodo. Pero cuando empieza a aparecer el miedo a no poder dormir, la cosa cambia. Se activa una alarma interna que, en lugar de ayudarte a descansar, te mantiene alerta justo cuando más necesitas relajarte. Es lo que se conoce como ansiedad por no dormir, y muchas personas la sufren sin saberlo.


¿Qué es exactamente esta ansiedad?


No se trata solo de insomnio. Es algo más sutil pero más dañino: el miedo anticipado a no dormir, que suele aparecer a última hora del día, justo cuando el cuerpo empieza a prepararse para el descanso.

Ese miedo activa el sistema nervioso, dispara pensamientos como “¿Y si no consigo dormir otra vez?”, “¿Cómo voy a rendir mañana?” y convierte la cama en un campo de batalla mental.

Irónicamente, cuanto más te esfuerzas en dormir, peor duermes.


¿Cómo empieza?


Suele comenzar tras una etapa de estrés, enfermedad, cambios de rutina o una mala racha de sueño. El cuerpo y la mente se alteran, y aunque la causa inicial desaparezca, el miedo a que se repita permanece. Poco a poco, dormir pasa de ser algo automático a convertirse en una preocupación diaria.

El problema no es solo físico: es sobre todo emocional y mental.


¿Qué sientes cuando sufres esta ansiedad?


  • Te vas a la cama con una sensación de inquietud

  • Te pasas el día pensando en si esta noche dormirás o no

  • Notas tu corazón más acelerado o tu respiración más superficial al acostarte

  • Te frustras al mirar el reloj a las 2, a las 3, a las 4…

  • Haces de todo para intentar dormir, pero nada funciona del todo

Este estado de alerta no es imaginario: es real, y tiene base en cómo funciona nuestro cerebro cuando percibe una amenaza (aunque esa amenaza sea "no dormir").


¿Qué puedes hacer?


1. Deja de luchar contra el insomnio


Cuanto más luchas por dormir, más lejos está el sueño. La clave está en aceptar que habrá noches buenas y malas, y que no necesitas dormir perfecto cada noche para estar bien.


2. No te obsesiones con el reloj


Mirar la hora constantemente solo alimenta la ansiedad. Si no puedes dormir, levántate, haz algo tranquilo con poca luz (leer, escuchar música suave), y vuelve a la cama cuando te entre algo de sueño.


3. Aprende a calmar el cuerpo y la mente


Técnicas de respiración, relajación muscular o meditación ayudan a desactivar ese “modo alerta” que impide dormir. No son fórmulas mágicas, pero entrenan al cuerpo para entrar en modo descanso.


4. Cambia tu relación con el sueño


No veas el dormir como un reto, ni como una obligación. Dormir no es una tarea: es un proceso natural que vuelve cuando lo dejamos de controlar. Cuanto más lo respetas y menos lo exiges, más fácil regresa.


5. Si sientes que no puedes solo/a, busca ayuda


Hay profesionales especializados en insomnio y ansiedad del sueño que pueden ayudarte con estrategias efectivas. La terapia cognitivo-conductual para el insomnio (CBT-I) tiene excelentes resultados, sin necesidad de recurrir a fármacos como única solución.


Un mensaje importante


Dormir es un proceso natural. No se aprende, ni se entrena, ni se consigue con esfuerzo. Volver a dormir bien implica, muchas veces, dejar de luchar contra el insomnio y aprender a tolerar la incertidumbre de algunas noches malas.


Tu cuerpo no ha olvidado cómo dormir. Solo necesita que le devuelvas la confianza para hacerlo.

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  • Psicologo Alexander
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